¡Hola
mi dulce amor! Esta mañana cuando me he levantado, pensaba que no te escribiría
pues ayer apenas anoté hechos remarcables en mi colour note. Pero
posteriormente me he acordado de algo de mi pasado que me trae mucha nostalgia
y buenos recuerdos y he pensado que me gustaría contártelo.
Ayer fue extraño sentarme en mi cama a las 16h para ponerte un relato en el blog tras 10 días sin escribirte. A las 16:52 me empezó a doler bastante el corazón y tuve el presentimiento que estabas pendiente, con la esperanza de volver a leer algo. A las 17:15 decidí salir a caminar un poco, alejándome de la old town donde vivo ya que está lleno de gente debido a una feria de navidad. Hice una pausa en la calle de los eucaliptos y sentía mucha paz. De pronto a las 18h retornó el dolor en el pecho y por un instante pensé que quizás estabas en tu empresa. Poco después llegué a mi casa y me relajé leyendo durante una hora el libro “Sigo siendo yo” del cual hacía dos días que no leía nada. A las 19:10 sentí un ligero malestar en la barriga pero fue breve. A las 19:28 volvió a dolerme el corazón y yo intentaba concentrarme en la lectura que me hace sufrir pues la relación entre Louisa Clark y Sam Fielding es muy intermitente, con más peleas que mimos, hay momentos que me recuerda mucho mi relación con mi ex Albert, más amarga que dulce. Te puse imágenes de Good Evening y a las 19:55 sentí mucha tristeza.
La conexión se cerró herméticamente y no fue hasta las 21:35 que sentí ganas de llorar. Acostumbro a irme a dormir a las 23h pero ayer en la tele emitieron la película “Los intocables de Elliot Ness” con Kevin Costner. A los 18 años yo estaba loca por este actor que por entonces tenía 33 años. Recuerdo que las navidades de 1988 alquilé esta película en el videoclub y mi padre y yo la vimos por lo menos 3 veces. A mi padre le gustaba mucho, especialmente Sean Connery. Hice una pausa a las 23h para darte las buenas noches y a las 23:23 noté mucho fuego en mi cuerpo, especialmente en el plexo. Me fui a dormir a medianoche pero no pude cerrar los ojos hasta pasada la 01:00 de la madrugada. Pensé que quizás el par de bombones de chocolate que me había comido dos horas antes me producía insomnio, pero entonces tuve una visión tuya donde te veía consternado, estupefacto, algo del relato que te había dejado preocupado, no sé si el sueño que tuve, o alguna frase que escribí.
Hoy me he despertado a las 7h después de una noche plácida. A las 7:20 te he puesto imágenes de Good Morning y diez minutos más tarde me ha empezado a doler el corazón y luego sentía ganas de llorar y mucha tristeza. Una hora más tarde al ir a comprar el pan, todavía me dolía el pecho. A las 8:45 me estaba preparando el café y la tortilla de especias y en la radio el locutor ha preguntado dónde nos gustaría estar en este momento y con quién y yo sin dudar he contestado: Con mein Liebling en el Christkindlmarkt de München. Hoy he ido yo sola donde vamos los sábados y mientras conducía, ha sonado “Never say goodbye” que me ha hecho pensar en ti por la lyrics. He visto a mi hermano a quien le he llevado un bocadillo de tortilla y zumo de naranja y luego he salido a pasear. Cuando he hecho una pausa en Can Coll me dolía mucho el corazón, era excruciating a las 11h. No hacía nada de frío, 15º pero soplaba mucho el viento. Al mediodía estaba tomando un café y al confeccionar una imagen de Hans y Felix en el mercado navideño de la ciudad bávara, me he acordado de lo que viví hace 17 años.
He visitado Christkindlmarkt dos veces pero la primera fue la mejor, en el año 2007. Me impresionó muchísimo, vi adornos como piñas luminosas que me recordaban a mi infancia y ya en mi país no las he vuelto a ver. Probé el famoso Glühwein pero no me entusiasmó. Recuerdo que mientras paseaba caían copos de nieve pero no cuajaban. Me sentía muy feliz allí, fue como volver a tener 8 años. No dejaba de pasar por la zona donde ponen las paradas en el Viktualienmarkt, mi lugar preferido junto a la Marienplatz. Por la noche fui al aeropuerto a coger el avión de regreso a Barcelona y estaba nevando. Recordaba que por la mañana de día había visto los Alpes completamente nevados y era un paisaje impresionante, precioso. Nos dijeron a los que volvíamos a la ciudad condal, que nuestro avión se había averiado y regresaríamos en uno con hélices. Yo siempre acostumbro a escoger asiento izquierdo al lado de la ventana, pues al ser zurda no quería molestar al escribir. Pues imagina que es ver a través de la ventana cómo giraba una hélice y el ruido que hacía y que me recordaba a las películas de la segunda guerra mundial. Las dos horas de viaje estuve asustada. Por un momento pensé que si el avión se estrellaba en medio de los Alpes, no nos encontrarían jamás. Fue una experiencia distinta pero que siempre recordaré.
He llegado a casa a las 13:13 y antes de comer ha regresado el dolor en el corazón. No comprendía la causa de este dolor. Mientras tomaba el Afternoon Coffee, a las 14:44 sentí un estallido en mi corazón y pensaba que desde el 25 de noviembre no te ponía una imagen de los que “aparentan ser nosotros dos” como Christian y Anastasia, juntos y abrazados. A las 15:12 estaba sentada en el sofá y de nuevo un insoportable dolor en el pecho, era ultra doloroso, excruciating. Te he preguntado qué te ocurría y te he comentado que pensaba que estabas muy bien con la gente de tu alrededor, los últimos días he percibido un halo de armonía, amor y paz en tu casa. He salido a la calle para ir a poner comida a los gatos y soplaba un viento muy fuerte. Las hojas secas se desprendían de los árboles y caían como copos de nieve pero de color marrón. Hay un manto de hojas en las aceras, pero mientras escribo estas últimas líneas estoy mirando por la ventana cómo se balancean los árboles con las fuertes ráfagas, y da miedo. Hoy hace 2 años que enterramos a mi padre y lo echo mucho de menos. En el 2022 estabas relativamente más cerca, me consolabas desde la distancia y la verdad es que como dice la canción de Communards, “Nunca podré decirte adiós”. Pass auf dich auf.
Eternamente tuya,
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