miércoles, 19 de julio de 2023

Pequeños momentos de felicidad

 

Hemos celebrado una comilona con varios oficiales tras una victoria muy importante en Francia que nos ha llenado de orgullo. Me fijo en mis compañeros, algunos con unas barrigas cerveceras que demuestran que desconocen lo que es pasar hambre. Es un derroche, son incapaces de acabarse el pollo asado y desprecian la comida porque saben que nunca les faltará. Ni siquiera saborean las patatas hervidas con salsa de pepinillo. Pienso en Hans ya que veo que esa comida la acabarán tirando y no puedo permitirlo. Tengo buena sintonía con la cocinera, una mujer bávara que sufre por su hijo que está en el frente, en el mortífero este. Le pido que me prepare una bandeja con restos de comida como el pollo, patatas e incluso galletas de jengibre y canela que ni han mordisqueado entre copa y copa de brandy. La mujer de sonrosadas mejillas me mira con miedo a pesar que parece que haya buenas vibraciones. Cumple mis órdenes pero sabe que si alguien la pilla no la creerán y pensarán que quiere quedarse la comida para venderla. Duda unos instantes pero le digo que la recompensaré. La cocinera asiente pero no deja de mirar de reojo la puerta. Le digo que no se preocupe que todos están muy borrachos para darse cuenta de nada. Regreso al comedor y efectivamente las risas son estentóreas y se están fumando unos puros y cigarrillos que han llenado de humo la estancia. Cuando empieza a anochecer vuelvo a la cocina y la mujer me entrega un paquete metido en una caja. Puedo oler incluso la comida.

Asiento la cabeza y salgo a la calle. Me voy con mi coche hasta la casa de Hans. Me arriesgo, nunca sabes la Gestapo por donde andará pero miro al cielo y veo la luna llena a la que pido suerte. No soy nada supersticioso pero necesito una mano, una ayuda. Detengo el coche unas esquinas antes y me quito el traje de oficial para vestirme de civil. Hubiera tenido que traer el abrigo azul marino pues solamente con la camisa hace mucho frío. Debemos estar a 4º y todavía queda febrero que es muy traicionero. No se ve a nadie por la calle y la oscuridad y el frío son mis aliados. No puedo esperar que venga alguien y me arriesgo llamando el piso de mi amado Hans. No contesta nadie pero intuyo que está en el piso pero tiene miedo. Debo esperar y ser paciente pero quizás no baje ni suba nadie. Miro a la luna y hago una promesa si viene alguien que me abra la puerta. No han pasado ni dos minutos que aparece un hombre bien abrigado que me mira con desconfianza. Al verme con los brazos ocupados le digo que no encuentro la llave. El amablemente abre y puedo entrar. Esbozo una ligera y falsa sonrisa y musito un gracias. El se queda en el primero y yo subo hasta arriba. Mi corazón se agita, palpita y de repente el frío se esfuma para dar a un calor corporal que me humedece la espalda por los nervios.

Llamo al timbre y al poco Hans abre la puerta lentamente. Al verme me reconoce y sonríe con el pecho agitado. Me giro para comprobar que estamos solos y entro con el estómago lleno de mariposas y la boca seca. Volverlo a ver después de tantos días me recarga de energía, me desaparecen los dolores musculares, la tristeza, la nostalgia y deseo tocarlo. Antes le entrego el paquete de comida y él me mira con una sonrisa que me provoca un estallido en mi corazón y una cascada de euforia electrizante. Una sonrisa y una mirada pueden matarte de amor pero con felicidad. Lo abre encima de la mesa y enseguida huele los efluvios que desprende aquella deliciosa comida. De pronto veo como una lágrima se escurre de uno de sus ojos y cae encima de aquel asado de carne. Me acerco y le pongo una mano sobre su hombro y veo como sus labios tiemblan de emoción. Como si le leyera el pensamiento, le pregunto cuánto tiempo hace que no come y me ha dicho que casi tres días y que ha ido racionando un bollo de pan y una lata de guisantes. No ha podido salir porque ha visto varios agentes de la Gestapo rondando y ha tenido miedo que le pidieran la documentación. Yo lo abrazo con ternura  y él me acaricia el pelo hasta hacerme estremecer. Deseo besarlo, desnudarlo y tocarlo pero me contengo. Antes tiene que llenarse el estómago. No dejo que mueva un dedo y le caliento la comida. Tendrá para al menos tres o cuatro días más pero hoy es importante que coma carne y algunas galletas dulces.

Nos sentamos en la mesa una vez está todo preparado y yo solo me tomo un vaso de licor y mordisqueo una galleta. Tengo hambre pero sexual, emocional, de besos y de placer. Me conmueve ver como mastica lentamente, para saborear aquellos jugos de asado que le ensucian la barbilla y quisiera limpiarle con mi lengua. Al cabo de una hora, nos sentamos en el sofá destartalado para disfrutar de una copa de licor ardiente y las galletas crujientes. Le comento que ya no le basta la documentación falsa y que necesitará una especie de salvoconducto por si quiere ir a Frankfurt o salir del país, ya que todo se está complicando mucho. No queremos hablar más de esto y Hans me toca el pecho. Tengo mucho calor, a pesar que no hay calefacción. Lo miro con embeleso y Hans se me acerca y me acaricia detrás de la oreja izquierda. Me siento morir de amor y placer. Me sella con sus labios los míos pero quiero más y abro la boca para ahondar más. Los labios se vuelven a acoplar pero esta vez las lenguas intervienen y un fuego interior nos abrasa a ambos. Me desbotona la camisa y me acaricia el pecho velludo primero con las manos y después con sus labios. Yo sigo sentado y él se sienta a horcajadas sobre mis piernas hasta que nuestros genitales se rozan y se frotan mientras nos acariciamos y nos besamos. Los bultos de nuestros pantalones crecen y se endurecen hasta que ya no podemos más y nos vamos a la cama. Parecemos animales salvajes, mordiéndonos y jugando para seducirnos, las llamas de fuego nos abrasan en aquella habitación glacial donde no se deben superar los 10º. Nos amamos intensamente como si fuera la última vez que lo hacemos. Ambos tenemos esta maldita sensación. Con la guerra no sabemos si volveremos a vernos, si los dos estaremos vivos y sanos…Por eso aprovechamos hasta el último hálito para gozar de nuestro amor.

DM UPDATE: There´s been a massive karmic attack coming through on the DF end. DM you will be activated to purge karmic energies to ground and protect your DF and your union. These karmic energies coming though may strongly try to repel you from your DF but you have to stay strong and grounded. The matrix wants you to go onto a separation timeline with your Feminine, so that it can harvest your energy field energetically and emotionally through her. Ex´s may come out the woodwork, old career timelines may try to manifest, karmic family and friends may try to simulate you to pain and separation, unconscious sexual partners from your past may reappear etc...You are going to be pushed to purge all kinds of karmic energies for you and your DF. Feeding these energies will only lead to more separation, misalignment, miscommunication and pain. You are strong divine king. You got this. Protect your Divine Union at all cost. DF also be mindful of karmic masculines popping into your reality trying to impressonate your DM energy. You don´t need that pain in your life.  Don’t allow the matrix to pull you off of your Divine Queen timeline. The matrix is getting desperate to create separation between true Divine Counterpart’s. PASS AUF DICH AUF MEIN LIEBLING. TE QUIERO MI PRECIOSO ALEMAN. ETERNAMENTE TUYA,


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