Mi cuerpo y alma te esperaban sólo a ti

¡Hola mi dulce amor! Ayer en clase el profesor nos puso una película que trataba de un terapeuta al que acuden pacientes con diferentes problemas, y teníamos que adivinar qué esencias florales eran las más adecuadas. Me llamaron la atención dos personajes porque me hizo pensar en Felix y en Hans. El hombre era un adicto al sexo, pornografía, fantasías sexuales y la mujer era una reprimida que pasaba del sexo y llenaba su vacío con regalos, zapatos y demás. Más adelante se descubre que el hombre sufrió mucha represión en la infancia y adolescencia y a veces la represión conduce a la perversión. La mujer estaba insatisfecha porque su marido estaba más preocupado por el trabajo y siempre estaba cansado. Me hizo pensar en Hans que los rabinos le prohibían incluso la masturbación, diciéndole que era toeva, pecado y a pesar de todo, él era muy juguetón, atrevido, cariñoso, era puro fuego y pasión…Por otra parte Felix era un Rock Water, un puritano que escondía su frustración en el trabajo y se reprimía sexualmente porque no aceptaba su homosexualidad, hasta que llegó Hans y le despertó el amor, el sexo, el deseo y lo inundó de felicidad.

He llegado a pensar que yo heredé algo de Felix porque sexualmente nunca me sentí satisfecha. En el 2012 iba a una terapeuta por mis problemas de ansiedad en el trabajo y esa mujer me confesó que desde que se había divorciado, utilizaba juguetes sexuales y era muy feliz. Me fui a una erotic shop y me compré un juguete sexual pero conmigo no funcionó, no sentía absolutamente nada. Estaba muerta, seca sexualmente, ni siquiera fantaseaba con Manuel Neuer que me gustaba mucho. Hasta que llegaste tú…El día 13 de noviembre cuando te vi lamiendo aquel helado, sentí un calor muy fuerte en mi cuerpo y algo dentro de mí se despertó. Al día siguiente tenía fiesta y no podía dejar de pensar en ti y el deseo apareció en mi vida después de mucho tiempo. Ni siquiera sabía cómo te llamabas y te llamé Hermann porque se parecía mucho a German. Estaba sola en casa y me masturbé y de pronto estallé con un clímax tan potente que casi me desmayo. En mi vida había sentido nada igual, ni sola ni en pareja. Era como si mi cuerpo, mi sexo, mi alma hubieran esperado para encontrarte para destapar todo el fuego que durante años, décadas había estado oculto dentro de mí.

Sobretodo recuerdo un momento en el restaurante que me dejó huella. Era en julio del 2015 y tú ya no disimulabas y me mirabas aunque discretamente. Un día estabas sentado de una manera que tenías las piernas abiertas y no dejabas de acariciarte los labios. Nadie se dio cuenta pero yo sí…Eran señales inconscientes de fuerte deseo, como cuando las mujeres se acarician los cabellos  o se muerden los labios.

Sé que estás algo triste y lo noto pero cuando nos encontramos en el plano astral, te transformas, eres tremendamente feliz. Me besas, me acaricias y yo hago lo mismo contigo. No te negaré que la última vez fue con una postura que es una de mis preferidas…¿Sabes por qué? Ningún hombre lo había conseguido antes. Siempre se ha hablado del mítico punto G y muchos dicen que no existe, que es una invención. Te puedo asegurar que existe y cuando me lo tocas con tu *..ck, noto perfectamente como si presionaras un botón y un placer maravilloso se expande dentro de mi. Pero lo del punto G solo lo he sentido tres o cuatro veces y con esta postura en concreto. Todavía no sé quién elige las posiciones, si los guías, tú…te aseguro que yo no puedo manipular las imágenes, me llegan sin control.  Te lo quería contar porque eres maravilloso y has conseguido momentos memorables. Te gusta llevar las riendas y me gusta. Tienes mucho fuego dentro de ti y me licuas de deseo y por tu rostro de éxtasis, también disfrutas muchísimo con lo que yo te hago.

Quería ponerte una sonrisa en la cara para que te sientas feliz. Nunca he compartido mis intimidades con nadie pero contigo tengo mucha confianza, no siento nada de vergüenza. Eres tan maravilloso que me duele que estés triste. Por eso espero que mis escritos te hagan sonreír y suspirar. Nie Vergiss: Ich Liebe dich mein Sonnenschein!

Eternamente tuya,