¡Hola mi dulce amor!
Necesito escribir para aliviar una tristeza que siento desde primera hora de la
mañana y no entiendo de dónde viene, por qué se produce, por qué tengo ganas de
llorar y me siento tan abatida.
La semana pasada fue
intensa de emociones pero me mantuve firme, fuerte, aguantando la tormenta
y el dolor, pero hoy…Ni siquiera tenía
ganas de darte besos, ni escribir una frase de amor en el espejo empañado de
vapor, no pensaba en ti.
Hace unos días soñé dos
veces contigo. Vestías una camisa negra y estabas muy enfadado con personas de
tu alrededor. En cambio había un momento que estabas conmigo y te mostrabas
dulce, incluso te dejaba mi móvil y sonreías por mi confianza contigo.
Esta mañana pensaba que
empiezo a entender qué es el desapego, que comprendo que la vida es fluir,
vivir el presente y no aferrarte a recuerdos que ya no volverán. Ya sabes que
me gustan mucho los animales y desde pequeña que tuve mascotas, sufría mucho
por las pérdidas.
Tú quizás no te
acuerdes, pero la semana del 10 al 16 de agosto del 2015 fue una de las peores
etapas de mi vida. El 7 me confirmaste que te marchabas a tu país, dos días más
tarde me enteré que Perla, la preciosa cocker de los vecinos, la había adoptado
otra familia y la hermana de mi madre, la tía que adoraba con locura, había
fallecido de manera agónica. No dejaba de llorar, me moría de dolor e intentaba
consolarme leyendo a Eckhart Tolle. El 17 de agosto en el restaurante me
saludaste. Aquella mañana había ido a entierro y estaba hundida. Me fijé que me
miraste sorprendido, no entendías por qué se reflejaba tanta pena en mi rostro.
Por suerte la semana siguiente me compensaste con tu dulce abrazo y tus dos
besos.
Ayer estuve leyendo mi
diario de abril del 2015. Allí escribí que sentía una felicidad indescriptible
que me hacía flotar, también que me mirabas disimuladamente, y eso que todavía
pesaba 15 kilos más que ahora. Fue un mes maravilloso y cada vez que te veía en
el restaurante era como tocar el cielo con las manos, era el paraíso de la
euforia, algo que jamás antes había sentido con nadie.
Amor mío, intento
distraerme con mis hobbies, mis estudios, mis gatos, yo misma me mentalizo para
entender que tú eres una persona muy importante en mi vida pero que quizás no
te vuelva a ver nunca, que debo amarte pero sin ataduras, pero hay algo dentro
de mí que se rebela…No eres como los demás chicos. Siento tu corazón, tu amor,
tu pena, y a pesar de todo me duele el alma cuando pienso en ti.
Perdona mein Schatz por
explicarte cosas tristes, te prometo que la próxima vez que te escriba seguro
que estaré mejor y te daré buenas noticias.
Nuestra profesora de
cromoterapia nos comentó que cada 7 años hay un cambio muy fuerte en nuestra
vida. Puedo confirmarte que mis 21 y 28 años fueron muy especiales e intensos y
quien sabe si ahora en octubre por mi cumpleaños mi vida también dé un giro.
Siempre te llevo en mi
corazón, pienso en ti y te amo aunque sea en silencio.
Eternamente tuya,
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