miércoles, 20 de febrero de 2019

Me encantan tus manos




¡Hola mi dulce amor! Liebe meines Lebens! En dos días me han ocurrido tres cosas positivas que quiero compartir contigo. Tenemos derecho a ser felices amor mío y estoy segura que todo lo que siento yo, también lo notas tú.

El lunes no podía dejar de pensar en ti y me sentía tremendamente cariñosa. No dejaba de besar tu foto, decirte cosas bonitas pero sobretodo necesitaba un abrazo, tu abrazo. A veces cogía a Hans y lo achuchaba, o apretaba con fuerza la almohada, o incluso me abrazaba a mi misma imaginando que eras tú, y notaba en los brazos una felicidad, una energía que era como si fuera tu cuerpo el que me abrazara. Era una sensación maravillosa, tan real que me hizo llorar de alegría.

Ayer martes soñé contigo. Hacía mucho que no soñaba contigo, desde principios de enero pero dicen que con la luna llena se sueña más y así ha sido. Primero veía un letrero con el nombre de la ciudad donde estás ahora y había un río pero con poca agua, como si se estuviera secando. La imagen parecía antigua, como una fotografía de los años 50. Después te veía a ti. Eras un profesor y me corregías unos exámenes. Estabas muy amable, dulce, tranquilo y nuestras manos se tocaban con la excusa de los exámenes. Te prometo que sentí la calidez de tus dedos, tus manos suaves, y me percaté que te gusta que te las toquen, que te las acaricien. No es el primer sueño donde nos tocamos las manos y es algo maravilloso. Me gustó mucho verte en el sueño porque estabas muy guapo, desprendías armonía y complicidad.

Y por último, algo alucinante. En la clase de cromoterapia me tuve que poner con Anna la chica polaca, para hacer una técnica del pulso y me di cuenta que era como si tuviéramos telepatía, tenemos gustos muy similares. De pronto la profesora que nos estaba observando nos dijo: Las dos sois médiums y habéis estado juntas en otras vidas. Entonces le pregunté a Anna si sabía qué significaba la cinta roja que llevo en la muñeca, si sabía que son las Twin Flames y que significa la palabra “Toevà” que tanto le gritaban los rabinos a Hans Blumenthal. Me di cuenta que sabía las tres respuestas y que hablamos el mismo lenguaje “esotérico”. Pero quedaba lo más fuerte. A la hora del descanso, mientras tomábamos un café le dije que todavía estaba sorprendida por lo que nos había dicho la profesora y aproveché para comentarle que en mi última vida conocí a un judío del que me enamoré perdidamente. Le dije que se llamaba Hans Blumenthal y era de Frankfurt. De pronto Anna me dijo: El apellido de mi madre es Blumenthal. Me la quedé mirando y por un momento pensé si podría ser la reencarnación de Eidel, la hermana mayor de Hans y que también dominaba la cábala y el mundo esotérico y que fue quien le explicó a su hermano que significa Estrellas Cruzadas.

Esta mañana me he levantado pensando en ti, de nuevo tengo muchas ganas de darte besos, de enviarte amor, de que sientas en tu cuerpo esa felicidad inmensa que te hace flotar y suspirar como me haces sentir tú a mí. ¿Te das cuenta que a pesar de los problemas de alrededor, no dejamos de pensar el uno en el otro? Tú me haces feliz y creo que yo también te hago feliz y eso es lo más importante.

Te amo con toda mi alma mi dulce amor.

Eternamente tuya,

No hay comentarios:

Publicar un comentario